TREEMONEY.

viernes, 11 de mayo de 2012

whistler

For hundreds of years European explorers attempted to find a sea route around the northern coast of North America. This fabled route, called the Northwest Passage, turned out to be a major bust: a few lucky captains eventually made it through, but the journey's shallow and ice-chocked waters erased all hopes for the Passage as a major shipping lane.

Since the first Northwest Passage didn't work out so well, it's about time someone came up with a new one. Here's my suggestion: the road between Mt. Hood and Whistler. Like the old Northwest Passage, it promises adventure, riches and a whole lot of the cold, fluffy stuff—all year round.

I undertook to explore this new passage with a few intrepid adventurers ready to put it all on the line: Brandon Pastucka, Andrew Napier, Witt Foster, Steve Stepp and Tom Wallisch. This is the story of our journey.

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The Norwegian explorer Roald Amundsen was the first one to actually sail the entire route, but he almost didn't even make it out of his home port. Heavily in debt from outfitting his ship, Roald got out of town just before his creditors could stop him.

Witt Foster's situation was similar: he started the journey with only $49 in his pocket, narrowly escaping from the snowboard-infested slum motel down the road from Mt. Hood known as The Ark.

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Early explorers to the Northwest Passage endured cramped quarters, ever-dwindling food supplies and fickle Arctic weather. All I had to endure was the overpowering stench of Witt's single pair of ski socks. I'd take scurvy over that any day.



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Like most trips to the Northwest Passage, ours encountered some foul weather. When we reached Whistler it was spitting snow and rain up on the glacier. Of course, in late June, that's nothing to be complaining about.

El Principado congela la línea eléctrica a Fuentes de Invierno por falta de dinero

La crisis económica y la complicada coyuntura política en Asturias están congelando los proyectos para mejorar las estaciones de esquí de la región. La falta de dinero va a impedir que Fuentes de Invierno cuente la próxima temporada con la línea eléctrica que iba a abastecer de energía a las instalaciones, según confirmó ayer el Director General de Política Deportiva, Marcos Niño, que achacó la medida a que «la falta de presupuesto y la no aprobación de una modificación de las cuentas nos impiden abordar esos trabajos».
El responsable de la parcela deportiva del ejecutivo autonómico explicó tras la presentación del balance de las estaciones de esquí asturianas que «el problema de la línea eléctrica viene de la situación en la que estamos inmersos en Asturias, y es que tenemos prórroga presupuestaria y no se ha aprobado la ley de crédito extraordinario en la Junta General del Principado». «En esos capítulos que hacían referencia tanto a la línea eléctrica como a la unión con San Isidro no hay consignación presupuestaria y por lo tanto, estamos a la espera de que haya Gobierno y de poder llevar a cabo los acuerdos», indicó Marcos Niño, que agregó que «lógicamente, la Diputación de León, sin que haya dinero para la línea, no quiere ponerse a hablar de forfaits conjuntos o de la unión administrativa de las estaciones».
El director de Política Deportiva, sin llegar a confirmarlo, sí dejó ver que será imposible llegar a un acuerdo de cara a la próxima temporada con León. «El compromiso que teníamos era la unión administrativa, vender forfaits conjuntos para el uso de ambas instalaciones, Fuentes y San Isidro, incluso sin llegar a la unión física a través de remontes. En estos momentos, lo lógico es empezar a trabajar a finales de mes o en junio, y teniendo en cuenta la situación política, habrá que esperar...». En todo caso apuntó que «lo avanzado, avanzado está y supongo que esté quien esté en el Gobierno no deshaga el camino».
La noticia de la paralización del proyecto era esperada, ya que desde la Diputación de León siempre se ha priorizado el pago de la línea eléctrica que abastecerá a San Isidro y debería hacerlo a Fuentes de Invierno como primer paso para llegar a una colaboración y a una unión de los complejos.
Fuente: La Nueva España

¨No es pais para viejos¨

Imáginate que abres un libro esperando leer una novela y en su lugar recibes un puñetazo en el estómago. No se me ocurre otra manera de describir No es país para viejos. Tiene forma y aspecto de novela negra y por ella pasa durante un buen trecho. Sin embargo, cuando empieces a sospechar que las cosas no son como deberían será demasiado tarde, y tendrás un puño incrustado en el duodeno. Te sentirás dolorido, confuso y sin respiración, y por mucho que aprecies su autenticidad no habrá nada que te asegure que era realmente necesario.
Llewelyn Moss, un veterano de Vietnam que vive con penuria en el Texas fronterizo de los ochenta, descubre mientras caza en el desierto los restos de un tiroteo entre narcos mexicanos. Allí encuentra una maleta con más de dos millones de dólares que cogerá esperando cambiar su vida y la de su mujer. A partir de ahí comenzará un juego del gato y el ratón en el que se sumarán varios personajes. Por un lado Anton Chigurh, un imparable asesino sin escrúpulos que se considera un instrumento del destino. Por el otro el Sheriff Bell, un hombre hecho a la vieja usanza, de valores comunitarios y tradicionales, al que la situación desborda completamente.
No es por su argumento por lo que No es país para viejos se aleja del género, como vemos. Es por lo que hace McCarthy con él. El autor, aparentemente a propósito, echa por tierra a mitad del libro las convenciones básicas de la narratología. La tensión cuidadosamente acumulada en los capítulos previos se fulmina abruptamente cuando el momento cumbre de la novela, de cualquier novela, se despacha a ochenta páginas del final, fuera de campo, y contado como un resumen esquemático. Ahí descubrimos que no estábamos leyendo lo que creíamos. Que las minuciosas descripciones de fugas, planes, tiroteos y emboscadas estaban perfectamente de más. A partir de ahí la novela no ofrece incentivos a sus personajes para seguir adelante, aunque lo hagan, pero el problema es que tampoco ofrece demasiados al lector.
Para ser honestos, se puede intuir desde el principio que McCarthy no está dispuesto a hacer una novela, sólo algo que se le parece. Su lenguaje, que en todo momento es efectista y directo, alcanzando algunos momentos de poeticidad (como corresponde al género negro), procede por una acumulación que puede llegar a ser agotadora. El autor desprecia explícitamente la sintaxis literaria: Volvió a su habitación y metió en la bolsa su recado de afeitar y la pistola y cruzó el aparcamiento y subió al Ramcharger y arrancó y cruzó al aparcamiento de la tienda de electrónica colindante pasando sobre la divisoria de cemento y salió a la carretera. Este ejemplo no es una excepción sino la tónica general. Intercalando esta narración feísta con los monólogos interiores más tradicionales del Sheriff, está claro que McCarthy quiere conseguir algo, un contraste entre dos visiones de la realidad, aunque su efectividad es muy discutible.
Decía André Malraux que realismo no significa que de repente un personaje pueda ser atropellado por un coche sólo porque sí, porque estas cosas pasan. Y es que en la literatura, al contrario que en la vida, es necesario un sentido. No se escribe para no decir nada, al menos en principio. Y por mucho que la violencia y la muerte estén desprovistas de un sentido último, hacer de la violencia el corazón de una obra para que el resultado se nos escape entre los dedos parece trabajo perdido. Por mucho que No es páis para viejos no sea una obra menor (se sostendría únicamente con la escalofriante creación de Chigurh), no deja de ser el puñetazo en el estómago del que hablábamos al principio. El dolor nos hará sentir vivos y preguntarnos qué clase de mundo es este, pero pasadas la indignación y la rabia no quedará gran cosa.

¨Few Words¨

Si hace unos días hablabamos de la presentación del teaser de Few Words, la nueva y esperada película de Candide Thovex, ahora Quiksilver nos da más detalles sobre lo que promete ser una superproducción. La filmación ha durado 2 inviernos y 2 veranos, en búsqueda de las mejores condiciones en Canadá, Estados Unidos, Austria, Suiza, Francia y Chile. La edición va a cargo del neozelandés Matt Pain con una especial atención de Candide. La premiere de la película se realizará el próximo mes de octubre en París e iniciará un World Tour que recorrerá los cinco continentes y llegará a diferentes ciudades de España.